La industria minera ha contribuido enormemente a la economía mundial. Sin embargo, los residuos generados por esta actividad plantean muchos desafíos. La escasez de agua es un problema en muchas zonas en las que abundan los recursos naturales explotables, lo que obliga a las empresas mineras a considerar el intercambio de agua o las tecnologías de desalación, recuperación y reutilización del agua.
El agua es un elemento fundamental para las aplicaciones mineras. Se necesita agua tanto para el proceso de extracción y limpieza de minerales, como para el personal de la propia instalación. Asimismo, el tratamiento del agua resultante de la actividad es necesario para no dañar el medioambiente y para volver a ser utilizada en la explotación.
La industria minera necesita contar con una fuente constante y fiable de agua limpia para mantener el negocio en marcha. Las regulaciones más estrictas, la creciente escasez de agua y el aumento de los precios de las materias primas influyen fuertemente en el mercado minero, que se abre a nuevas tecnologías y soluciones. La tendencia actual es reducir la extracción de agua y utilizar fuentes de agua no convencional en la producción minera. Tanto es así, que las empresas mineras están aumentando sus inversiones en favor de tecnologías modernas de tratamiento de aguas para mejorar los estándares de su uso.
Las explotaciones mineras suelen situarse en localizaciones con difícil acceso y en zonas con condiciones meteorológicas extremas. Las masas de agua no suelen estar cercanas, y aunque lo estén, éstas suelen enfocarse a otros usos, como el potable o el doméstico. Es por ello que surgen alternativas de agua no convencional para ayudar a la industria minera a continuar con su actividad. La desalación de agua de mar o salobre para el agua de proceso se presenta como una alternativa para obtener agua de calidad y en cantidad para el procesamiento de minerales y para recuperar metales valiosos del mineral. También las instalaciones y campamentos donde los trabajadores de la mina viven y descansan precisan de agua de calidad para su higiene y usos diarios.
Según fuentes del gobierno chileno, la industria minera sumará quince plantas desaladoras de aquí a 2028 y el uso de agua de mar casi igualará al del agua continental en una década. El Departamento de Gestión de Proyectos del Ministerio de Minería de Chile, a partir de un informe elaborado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), destaca que, sumando las quince iniciativas nuevas y los actuales proyectos de suministro de agua de mar, tanto desalada como de uso directo, en el plazo de una década la minería del cobre va a equiparar casi en partes iguales el consumo de agua continental y el de agua de mar. Es decir, hacia 2031 un 53% de los recursos hídricos que se usarán en minería provendrán de agua continental y un 47% del mar.
Hacia 2031 la región de Antofagasta liderará el número de plantas desaladoras en el país chileno, abasteciendo el 66% del consumo de la industria del cobre en esa región. Le seguirán Atacama, con un consumo de 16%; Tarapacá con el 14%, y Coquimbo con un 4% de su consumo de agua proveniente del mar.
El uso del agua para la obtención de minerales hace que los contaminantes minerales y otros sólidos se acumulan en el suministro de agua de proceso. El agua de mina contaminada se genera cuando la roca que contiene minerales sulfídicos se expone al agua y al oxígeno, lo que da lugar a la producción de acidez y a altas concentraciones de metales y sulfato en el agua. Esto da lugar a aguas contaminadas que requieren de tratamiento para reutilizarse o para devolverse al medio ambiente, cumpliendo la normativa reglamentaria del país.
Los efluentes mineros pueden ser causados por:
- Aguas de arrastre.
- Ácidos del proceso de extracción.
- Aguas de lixiviación, flotación y concentración.
- Efluentes de refinamiento y depuradores de gases.
- O la lluvia que se infiltra en los depósitos de la mina, la cual puede provocar oxidación, hidrólisis, arrastre, etc. produciendo un agua residual altamente contaminada.
Sin un tratamiento adecuado de las aguas residuales, hay varios problemas que pueden arruinar la eficacia de una explotación minera. Esto se debe a que las aguas residuales mineras y los residuos que produce la industria suelen ser muy ácidos y con un alto contenido de sólidos en suspensión. Los dos objetivos principales del tratamiento del agua de mina contaminada son neutralizar la acidez y eliminar los metales, sólidos y contaminantes del agua. El siguiente paso sería restablecer los niveles óptimos de pH.
Tanto desde el punto de vista medioambiental como operativo, lo ideal es eliminar el agua dulce de los procesos mineros (especialmente en la separación y el transporte del mineral y los residuos), evitando la contaminación de las fuentes de agua externas, y reutilizar de forma segura las aguas residuales de la minería en la medida de lo posible. El objetivo es desarrollar operaciones mineras más sostenibles y rentables, haciendo más eficiente la reutilización del agua y encontrando valor en los residuos mineros.
El coste global del tratamiento de las aguas residuales contaminadas por metales depende del proceso empleado y de las condiciones locales. En general, la aplicabilidad técnica, la rentabilidad y la sencillez de la planta son los factores clave para seleccionar el método de tratamiento más adecuado.
Sin duda, una gestión eficiente y la reutilización del agua en la minería supone un ahorro de costes y un aumento en el rendimiento y la imagen de la industria minera.